TENEMOS EL PODER Y LA AUTORIDAD DE JESUCRISTO
Leamos Mateo 28:18 Jesús se acercó entonces a ellos y les dijo:—Se me ha dado toda autoridad en el cielo y en la tierra. Por tanto, vayan y hagan discípulos de todas las naciones, bautizándolos en el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo, enseñándoles a obedecer todo lo que les he mandado a ustedes. Y les aseguro que estaré con ustedes siempre, hasta el fin del mundo.
Lucas 10:19 “Sí, les he dado autoridad a ustedes para pisotear serpientes y escorpiones y vencer todo el poder del enemigo; nada les podrá hacer daño.”
Efesios 1:21-23 “Dios sometió todas las cosas al dominio de Cristo, y lo dio como cabeza de todo a la iglesia.Ésta, que es su cuerpo, es la plenitud de aquel que lo llena todo por completo.”
Es preciso diferenciar dos clases de autoridad:
Terrenal: Autoridad que podemos ejercer sobre las cosas que poseemos, por ejemplo: mi perro, mi casa, mi empresa, etc.
Celestial: Autoridad dada por Dios para actuar en el plano espiritual. Por ejemplo: demonios, enfermedad, etc.
Lo que quiere decir que por la obra completa de Jesucristo y su vida de resurrección, tenemos poder y autoridad legitimo real y pleno para actuar sobre:
La Propagación del Evangelio. (Mateo 28:18-20
El enemigo (Satanás y sus demonios)
El Pecado (Romanos 6:5-10)
Toda cosa mortífera (física o espiritual) Marcos 16:17-18
La carne ( Romanos 8:13) (Romanos 13:14)
Nuestro cuerpo y alma (sentimientos).
Hebreos 2:6-8 “….. «¿Qué es el hombre, para que en él pienses? ¿Qué es el ser humano, para que lo tomes en cuenta? Lo hiciste un poco menor que los ángeles, y lo coronaste de gloria y de honra; ¡todo lo sometiste a su dominio!» Si Dios puso bajo él todas las cosas, entonces no hay nada que no le esté sujeto. Ahora bien, es cierto que todavía no vemos que todo le esté sujeto.”
Y no vemos que todo le este sujeto, pues todo responde a un diseño, es decir a un tiempo y lugar. Hoy por hoy, nuestra tarea es llevar el reino de Dios a todo lugar, situación, pueblo o nación a fin de desalojar al enemigo y su huestes de maldad del territorio, que ilegalmente están ocupando, tanto en el ámbito físico como en el espiritual.