SEÑALES DE ENFRIAMIENTO ESPIRITUAL

Cuando hablamos en términos naturales podríamos decir que el enfriamiento o hipotermia aparecen producto de la acción del frío (clima o agua) sobre el cuerpo humano debido a una prolongada exposición a cualquier ambiente más frío que él, principalmente cuando no está protegido de manera adecuada, llegando a causar la pérdida de algún miembro (brazos, piernas, etc.) e incluso la muerte. De allí la importancia de tomar todas las medidas necesarias, sobre todo al considerar que lo peligroso de la hipotermia es que no aparece de inmediato, sino que se da de forma tan gradual, que la persona posiblemente no se dará cuenta que la esta sufriendo hasta que ya es demasiado tarde.

En el ámbito espiritual sucede exactamente lo mismo. La persona puede ser víctima de esto sin siquiera haberlo notado. Esta condición no respeta color, raza, posición social, títulos académicos, dinero, etc., afecta a todos por igual, principalmente a aquellos quienes no toman las debidas precauciones. Es por eso que el Apóstol Pablo en su carta a Timoteo, le hace la siguiente recomendación:

2 Timoteo 1:6 “Por lo cual te recuerdo que avives el fuego del don de Dios que está en ti por la imposición de mis manos.”

POSIBLES CAUSAS DE “ENFRIAMIENTO”

· El descuido en el establecimiento de prioridades. (Proverbios 24:30-32)

· Ofensas personales o grupales

· Beber de otras fuentes (dar oído a palabras de engaño) Génesis 3:1-6 aceptar insinuaciones del enemigo, carne y Satanás.

· Las pruebas

· El afán

· La ansiedad

· La permisividad del pecado

CONSECUENCIAS DEL ENFRIAMIENTO ESPIRITUAL

· Falta de motivación (Pereza y desgano)

· Estancamiento

· Desanimo, no se encuentra el ánimo para hacer las cosas que antes se hacía.

· Pérdida de la vista y el oído

· Egoísmo

· Murmuración

· Se deja de dar a Dios lo que él se merece de nuestra vida, ya no se le da lo primero y lo mejor sino que se le da lo que sobra (Malaquías 1:8) y todo porque? Porque se ha perdido el “primer amor” con el Padre. Apocalipsis 2:4

· Endurecimiento del corazón.

· Muerte espiritual.

¿CÓMO PODEMOS RECONOCER ESTE PROBLEMA EN NUESTRAS VIDAS?

1. Por la forma como vivimos en la intimidad de nuestro hogar y como tratamos a nuestra familia (Salmo 101:2) (Integridad)

2. Por los dichos de nuestra boca, actitudes y deseos de nuestro corazón.

3. Por la queja constante y disminución de un corazón agradecido (Números 14:1-3)

4. Por la forma en como nos relacionamos con otros

5. Por la distancia que guardamos con Dios y las personas que nos rodean.

6. Por el sentimiento de sobrecarga y cansancio (Mateo 11:28)

SOLUCIÓN:

· Tener una fe “no fingida” sino genuina. Solo así se puede enfrentar sufrimientos por causa de ella.

2 Timoteo 1:6 “Por lo cual te recuerdo que avives el fuego del don de Dios que está en ti por la imposición de mis manos.” Esta recomendación la hace al apóstol Pablo a Timoteo pues este último había dado muestras claras de tener una “fe no fingida”.

· Acercándose al Padre (ordenando prioridades en nuestra vida: oración, palabra, adoración, etc.) Mateo 6:33 “Buscad primero el Reino de Dios y su justicia……”

· Teniendo comunión con el cuerpo de Cristo. Hebreos 10:25-27 “No dejando de congregarnos como algunos tienen por costumbre.”

· Avivemos el fuego renovando nuestras fuerzas en Dios (Isaías 40:29) “Él da vigor al cansado, y acrecienta la energía al que no tiene fuerzas.”

· Despojándose de todo peso y del pecado. Hebreos 12:1-2 “Por tanto, nosotros también, teniendo en derredor nuestro tan grande nube de testigos, despojémonos de todo peso y del pecado que nos asedia, y corramos con paciencia la carrera que tenemos por delante…”

. Poniendo la mirada en Jesús y no en los hombres. “Puestos los ojos en Jesús el autor y consumador de la fe, el cual por el gozo puesto delante de él sufrió la cruz, menospreciando el oprobio, y se sentó a la diestra del trono de Dios.”

. Bebiendo de la fuente y el amor del Padre. Juan 7:37 “Aquel día Jesús, puesto de pie, dijo con voz fuerte: —Si alguien tiene sed, venga a mí, y el que cree en mí, que beba. Como dice la Escritura, del interior de aquél correrán ríos de agua viva.