NINGUNA PALABRA QUEDA VACIA
LEAMOS ISAIAS 55:10-11
“ Porque como descienden de los cielos la lluvia y la nieve, y no vuelven allá sino que riegan la tierra, haciéndola producir y germinar, dando semilla al sembrador y pan al que come, así será mi palabra que sale de mi boca, no volverá a mí vacía sin haber realizado lo que deseo, y logrado el propósito para el cual la envié.”
Cada palabra de Dios que escuchamos, es una semilla que tiene dos características:
Una es en nuestro interior siendo el pan que necesitamos para vivir.
Dos, es lo que produce en otros que nos escuchan cuando soltamos esa palabra sea hablándola o viviéndola (modelando).
Lo que quiere decir que nuestra responsabilidad es no dejar caer ninguna palabra que nos es entregada, recordemos el poder de esta (2 Timoteo 3:16-17).
Un ejemplo de ello fue el profeta Samuel que creció en y con la palabra y a través de ella empoderó a Reyes aun a pesar de que ellos eran gente ordinaria. Miremos lo que la Biblia dice de él.
1 Samuel 3:19 “Y Samuel creció, y el SEÑOR era con él, y no dejó caer a tierra ninguna de sus palabras. Y conoció todo Israel desde Dan hasta Beerseba, que Samuel era fiel profeta del SEÑOR.”
VER:
Después de leer 2 Timoteo 3:16-17 haz una lista de cómo actúa la palabra en una persona.
2 Timoteo 3:16-17 “ Toda la Escritura es inspirada por Dios y es útil para enseñarnos lo que es verdad y para hacernos ver lo que está mal en nuestra vida. Nos corrige cuando estamos equivocados y nos enseña a hacer lo correcto. Dios la usa para preparar y capacitar a su pueblo para que haga toda buena obra.”
JUZGAR:
Después de conocer la forma de vida de Samuel compara tu actitud frente a la palabra de Dios.
ACTUAR:
Comparte con el grupo como debería ser tu acción frente a:
Cuando Dios te pide audiblemente que hagas algo.
Cuando en la prédica una frase te permite ver tu situación y como cambiarla.
Cuando alguien te da una palabra de parte de Dios.
Cuando lees la escritura y ella te permite ver tu realidad.
Conclusión
Que el año 2022 sea el año que no dejemos caer ninguna palabra de Dios tanto en nosotros como en nuestra familia y en nuestra congregación.