LA FE Y LA CONCIENCIA
Timoteo era un colaborador cercano del apóstol Pablo. Su tarea principal era cuidar que las sanas enseñanzas en la congregación de Éfeso no fueran tergiversadas o cambiadas.
Miremos con detalle lo que implicó esa tarea.
1 Timoteo 1:18-20 “Esta comisión te confío, hijo Timoteo, conforme a las profecías que antes se hicieron en cuanto a ti, a fin de que por ellas pelees la buena batalla, guardando la fe y una buena conciencia, que algunos han rechazado y naufragaron en lo que toca a la fe. Entre los cuales están Himeneo y Alejandro, a quienes he entregado a Satanás, para que aprendan a no blasfemar.”
VER:
¿Cuáles son las palabras que se repiten?
¿Cuál es la comisión encomendada en este pasaje?
¿Qué es lo que Timoteo debe guardar para hacer bien su trabajo?
JUZGAR:
Según Pablo ¿Qué garantiza que Timoteo puede hacer esta labor?
¿Cuándo una persona puede naufragar (enfriarse o alejarse)?
¿Cómo se puede guardar la fe y la buena conciencia?
ACTUAR:
Las escrituras están llenas de profecías y diseños destinados para los hijos de Dios.
¿De entre ellas recuerdas alguna o algunas que apliquen a tu vida personal? Comparte con el grupo.
¿Recuerdas algún momento en el que has tenido que “pelear” para mantenerte firme y no naufragar en la fe? Comparte con el grupo.
En conclusión: Nuestra identidad nacida en Cristo se sostiene a través de un elemento clave: la FE, pues es ella la que nos lleva a tomar conciencia de nuestra posición real (sentados en lugares celestiales) y al mismo tiempo nos ayuda a mantenernos en una condición óptima para que el reino de Dios y sus diseños avancen y se establezcan.
Todo esto crea en nosotros el compromiso constante de perseverar siempre en “servicio activo” (militar) y no pasivo, ya que solo así la Fe y la buena conciencia llegarán a su punto máximo de rendimiento en nuestras vidas.
Recuerda que, aunque andamos en la carne no militamos en la carne sino en el Espíritu.
“MILITEMOS PUES EN EL ESPÍRITU”