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¿A DÓNDE NOS CONDUCE LA GRACIA DE DIOS? (Parte IV )

Leamos Efesios 4:1-3 “…les ruego que vivan como deben vivir quienes, como ustedes, han sido llamados a formar parte del pueblo de Dios. Sean humildes, amables y pacientes, SOPORTÁNDOSE, TOLERÁNDOSE, BRÍNDENSE APOYO, por amor, los unos a los otros. HAGAN TODO LO POSIBLE POR VIVIR EN PAZ, para que no pierdan la unidad que el Espíritu les dio.”(TLA)

Solícitos en guardar LA UNIDAD DEL ESPÍRITUen el vinculo de la paz.” (RV60)

Este pasaje sin lugar a dudas nos habla de alineamiento, es decir, el Espíritu de Dios tomando el control del espíritu del hombre, el alma y el cuerpo. Derribando argumentos, sentimientos contrarios al plan divino.

Esto indica que la clave para poder vivir en paz, radica en que nuestro ser (espíritu, alma y cuerpo) debe estar alineado al Espíritu de Dios, así mismo, como nuestras relaciones con otras personas. Esto significará tener paz primeramente en nuestro corazón, pues de lo contrario, si vivimos llenos de ansiedad y preocupación, entonces nuestras relaciones con las personas que nos rodean, serán afectadas negativamente y daremos “lugar al diablo”, ya que al estar tensos y angustiados, con amargura en el corazón, no solo que estaremos negando la eficacia de la cruz, sino que estaremos construyendo el nido para que la envidia, los celos, las contiendas, los chismes y toda clase de divisiones surja, queriendo robarnos la unidad que la obra de Jesucristo alcanzó para nosotros.

Pero ¿Cómo vivimos con paz en nuestro corazón?

Leamos Isaías 26:3 "Tu guardarás en perfecta paz a aquel cuyo pensamiento en ti persevera."

Lo que quiere decir que la paz, es la evidencia de nuestra confianza en Dios. Viene a ser como una consecuencia de mantener nuestra mente y corazón alineados con el Espíritu de Dios. Estando en esta condición, es que podremos vivir en armonía y amor los unos con los otros.

Cuando el apóstol Pablo nos invita a hacer TODO LO POSIBLE por vivir en paz, quiere decir que no permitamos que nada ni nadie ponga en nuestro corazón, mente y sentimientos, mentiras, ofensas, engaños, pues eso terminará robándonos la paz y con ello, la UNIDAD que Jesucristo alcanzó en la cruz. Y de esta forma, nuestras vidas se vean seriamente afectadas, pues la línea de provisión que nos une al Padre, será interrumpida. Pues el estar en unidad (espíritu, alma y cuerpo) es lo que nos permite estar conectados a la fuente de provisión. (Cabeza-cuerpo). Por esta razón es que Jesús en Juan 17 oró al Padre de esta manera: “Padre que sean uno como tu y yo.” Ya que sólo así, podremos ser participes de todos los beneficios de su familia.

Si hay algo que quiere el enemigo sobre todas las cosas, es separarnos de nuestro Padre Dios y por ende, de su cuerpo, para que no vivamos vidas llenas de victoria.

Mas gracias sean dadas al Padre, pues por medio de su gracia es que podemos vivir en paz con nosotros mismos y con otros. Esto implica soportarnos, perdonarnos, apoyarnos, amarnos, servirnos, mirando a Jesucristo en cada uno de nosotros.

“Yo se que fue pagado un alto precio, para que seamos uno tu y yo, cuando Jesús derramaba su vida, El pensaba en ti, el pensaba en mi, en nuestra UNIDAD. Nos veía redimidos con su sangre. Combatiendo las batallas de la fe, codo a codo trabajando, su iglesia edificando y venciendo las barreras con amor. Y mediante su Espíritu Santo proclamamos hoy aquí, que honraremos el precio de ser todos, un corazón en Jesús. Y si las tinieblas militan y nos quieren separar, con nuestros ojos en Cristo marchamos hacia la Unidad” Jorge Lozano

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