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LA PASCUA Y EL NUEVO PACTO

La Pascua es una ceremonia diseñada para traer a memoria la fidelidad de Dios manifestada, al proteger, no solamente al pueblo de Israel y sacarlos de la esclavitud en Egipto, sino aun a nosotros mismos de la esclavitud en el mundo.

Leamos Éxodo 12:1-13

Los Israelitas vivían oprimidos por los egipcios, razón por la cual, clamaron a Dios y El escuchó sus ruegos y puso en marcha un “plan de liberación”; el cual consistía en enviar plagas a Egipto; la última de ellas fue la muerte de todo primogénito en cada familia egipcia. En medio de tanta mortandad, Dios dio instrucciones claras a su pueblo para que se mantuvieran a salvo de todo ello. Esas instrucciones incluían rosear los dinteles de las puertas con sangre de corderos sin mancha, es decir sin defecto, de tal forma que cuando el ángel de la muerte pasara aquella noche hiriendo a la nación, mirara dicha señal y no entrara en las casas de los israelitas.

Dios con su mano poderosa liberaba a su pueblo, mostrando el pacto que hizo con Abraham. Recordando ello es que se estableció una celebración especial, en la cual, en forma íntima, familiar, alrededor de una mesa, se servía una “cena”, donde cada parte de ella era un símbolo de lo que sucedió en el proceso de liberación: el cordero (pureza), las cuatro copas de vino (las promesas de Dios), pan sin levadura (sin contaminación), las hierbas amargas (sufrimiento), ensalada (provisión), nueces, manzanas, ciruelas pasas, uvas, canela (ladrillos- tareas pesadas), miel (dulzura de Dios). Esta celebración daba paso a su vez, a la siguiente conocida como la celebración de los Primeros Frutos (las primicias), la cual se celebraba tres días después de la fiesta de la Pascua, es decir, después de que el cordero había sido ofrecido (Levíticos 23:11).

Como podemos ver, todo esto no era otra cosa sino la representación de la obra redentora de nuestro Señor Jesucristo “el Cordero de Dios” sin pecado, sin mancha alguna, en la cruz del calvario. Tal primicia o siembra del Padre, produjo vida eterna en la humanidad (Romanos 1:16).

Leamos Lucas 22:19-20

Cristo con ello instauró una nueva forma de celebrar la pascua, que simboliza el sacrificio del cordero de Dios estableciendo Dios el nuevo pacto. En otras palabras, los símbolos anteriores de la pascua, se encarnaron en Jesucristo y todo “velo” de separación se rasgó de arriba a abajo, dando por terminado así, al sistema antiguo de sacrificios e inaugurando al mismo tiempo, el sistema de la Gracia, es decir del favor de Dios para sus hijos.

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