¿QUÉ A.D.N. TE GOBIERNA?
Cuando de ordenar prioridades se trata, es preciso hablar de ADN. El ADN es una estructura compleja que posee en su código genético la orden de multiplicarse. Al referirnos a ADN, es necesario identificar lo siguiente: El ADN de Dios, el del hombre y el del mundo.
El ADN de Dios es la vida, la esencia de su existencia, expresado en la persona de Jesucristo. 1 Corintios 15:47 El primer hombre es de la tierra, terrenal; el segundo hombre, que es el Señor, es del cielo.
El ADN del hombre dado en el momento de su creación del barro. Génesis 2:7 Entonces Jehová Dios formó al hombre del polvo de la tierra, y sopló en su nariz aliento de vida, y fue el hombre un ser viviente.
El ADN del mundo nacido como producto de la corrupción. Génesis 3:4 Entonces la serpiente dijo a la mujer: No moriréis…
Con el pecado, el orden establecido de espíritu-alma y cuerpo fueron invertidos; lo cual trajo consecuencias graves para la humanidad, enfermedad y muerte; herencia genética, manifestándose una confusión en cuanto a identidad, propósito y reino.
De tal forma que desde entonces, el ser humano perdió el sentido de dirección y por tanto, entró en un estado de muerte; donde lo más importante se convirtió en tratar de sobrevivir, con más preguntas que respuestas. Lo cual le ha llevado a refugiarse en una serie de “vías”, unas creadas por su propia naturaleza caída y otras por la influencia negativa del diablo. Donde el alma y el cuerpo toman el gobierno de las decisiones de la persona y por tanto, le conduce a “ordenar” su vida en base a sentimientos y emociones, más que a convicciones que poseen vida. En pocas palabras, las prioridades están invertidas.
Leamos Colosenses 3:1-3 Si, pues, habéis resucitado con Cristo, buscad las cosas de arriba, donde está Cristo sentado a la diestra de Dios. Poned la mira en las cosas de arriba, no en las de la tierra. Porque habéis muerto, y vuestra vida está escondida con Cristo en Dios.
En conclusión: El ordenar prioridades tiene que ver con el ADN / nacimiento de nuevo que poseemos. Esto es, contener la vida de Jesús para expresarla en forma práctica y real en el momento de determinar, que es lo primero en nuestras vidas.
