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DE ESCLAVOS A HIJOS

Leamos Gálatas 4:6-7 “Y por cuanto ustedes son hijos, Dios envió a sus corazones el Espíritu de su Hijo, el cual clama: «¡Abba, Padre!» Así que ya no eres esclavo, sino hijo; y si eres hijo, también eres heredero de Dios por medio de Cristo.”

Gálatas 3:26 “Pues todos ustedes son hijos de Dios por la fe en Cristo Jesús.”

Efesios 2:19 “Por lo tanto, ustedes ya no son extraños ni extranjeros, sino conciudadanos de los santos y miembros de la familia de Dios.”

Al ser Dios nuestro Padre y al resucitar a Jesucristo de los muertos, no solo que nos sacó de la esclavitud y muerte, sino que nos llevó a su familia dándonos con ello: - identidad - pertenencia - herencia – provisión - protección - nutrición - etc.

Dicho en otras palabras, no somos únicamente simples personas perdonadas y rescatadas de las tinieblas a la luz, sino que somos HIJOS e HIJAS del Dios altísimo. Una cosa es estar como invitado o empleado en una casa y otra, es estar en aquella casa como dueño por el hecho de ser hijo o hija del padre de la misma.

La palabra de Dios dice que ya no somos esclavos, ni invitados, ni extranjeros, ni meramente conocidos, sino que somos HIJOS e HIJAS de DIOS, por tanto, gozamos de derechos, privilegios así como de responsabilidades y obligaciones.

Leamos los siguientes pasajes y descubramos cuáles son ellos:

Derechos: Romanos 8:17; Isaías 54:17; Efesios 2:6; Colosenses 2:10; Efesios 1:4; Efesios 1:7; Lucas 10:19 ; 1 Corintios 1:4-5

De modo que nunca se nos olvide que nuestro Padre es Dios y por lo tanto nuestro cuidado y seguridad están en buenas manos.

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